El potencial didáctico de la infografía: un estudio desde la EMS

La historia del ser humano se ha contado a través de imágenes, sonidos, texto. Cada expresión o manifestación de la comunicación se ha decantado, modificado o adecuado a lo largo de nuestro paso por la tierra. Desde las pinturas rupestres de Lascaux y Altamira, hasta los amanuenses y los tlahcuilos, las imágenes tanto como el texto poco a poco aparecieron e incidieron en lo social, en lo civil, en lo religioso. Civilizaciones importantes recurrieron al uso del texto, los sonidos y los íconos como herramientas de comunicación, de transmisión de la cultura e incluso de dominio o de enseñanza. Muchos siglos han transcurrido desde que caminamos de la mano de diversas representaciones gráficas; de distintas formas de comunicación: simples o intrincadas; convencionales o gregarias; transformadas del todo o casi nada, e incluso, de las que ya se han ido, que han desaparecido y de las cuales tenemos registro historiográfico. Los siglos se sucedieron, las formas se decantaron. La historia del arte gráfico, así como la del conocimiento escrito coincidieron y se separaron en un sinfín de movimientos culturales, sociales y artísticos. El texto hablaba sin imágenes, la imagen hablaba sin texto; pero en gratas coincidencias de la historia, se enriquecían ambos lenguajes en su complemento. Texto e imagen, juntos o separados, en mayor o menor escala, tuvieron siempre la capacidad de comunicar, la capacidad de enseñar. Podían educar. Mucho tiempo después de aquellas primeras representaciones, los sistemas educativos -al evolucionar e institucionalizarse-, desplazaron paulatinamente su atención hacia el lenguaje oral como al escrito, poco a poco dejaron el recurso iconográfico a un lado del camino: sin estudiar ni ser explotado; sin analizar las ventajas de comunicación o el impacto que tienen sobre la percepción. Ventajas e impacto que a partir del siglo pasado fueron aprovechadas por la publicidad, el comercio o la mercadotecnia. El capital de la imagen cobraría fuerza con el impulso de las empresas y marcas que buscaron ser diferenciadas; que buscaron aumentar el número de ventas o receptores de sus productos o servicios.