De besos, pausas y reflexiones
Salí y caminé unas calles hasta la plaza donde se encontraba el mercado. Mientras entraba, varias manos me ofrecieron gel antibacterial y no pequeñas pruebas de lo que se vendía, como era lo habitual. Después de comprar un poco de fruta, escuché que alguien mencionaba mi nombre desde otro lado del puesto. ¡Era una de mis amigas más entrañables! Hacía tiempo que no la veía. Nos saludamos con una reverencia y luego cada una se abrazó a sí misma como si fuera la otra. En ese momento sentí una gran tristeza. Mi amiga estaba mirándome, titubeó y agachó la cabeza. Al instante comprendí que algo andaba mal. ¿Estás llorando?, le pregunté, pues no podía ver bien su rostro por el cubrebocas. –Sí, mi hermano no se encuentra bien… No supe qué decir, sólo la escuché. Al despedirnos, más allá de las palabras, volví a lamentar la ausencia de un beso y un abrazo para mostrar mi solidaridad y reconfortar a mi amiga. Tal vez a estas alturas de la cuarentena tengamos mucha claridad de algunas situaciones que extrañamos de nuestra vida cotidiana. Muchos de nosotros nos levantábamos, hacíamos nuestra rutina de la mañana y salíamos al trabajo, a la escuela o a darle a los quehaceres en casa, para luego aprovechar al máximo el tiempo que nos quedaba. Visto así parece una manera bastante absurda de vivir, absortos en el acelere del día a día (esto, sin duda, no lo extraño). Si algo nos ha regalado esta crisis sanitaria, ha sido la oportunidad de parar. Y en esta pausa podemos tomar la oportunidad de reflexionar, valorar y reorientar nuestra mirada
Tipo de documento: Artículo
Audiencia: Público en general
Idioma: Español
Área de conocimiento: CIENCIAS SOCIALES
Campo disciplinar: SOCIOLOGÍA
Nivel de acceso: Acceso Abierto
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