El árbol que no llenó su lugar. Instalaciones que relacionan mis legados familiares con la pérdida de memoria

RENÉ GUILLERMO TORRES ESCOTO

A principios del 2020 los científicos del mundo acusaron abiertamente a los chinos y su gusto por la “comida exótica” de poner en riesgo a la humanidad entera, el detonante fue el caldo de murciélago. Después, entre noticias de avistamientos OVNI, de la aparición de poblaciones de “avispones asesinos” y del surgimeinto de otras enfermedades nunca antes vistas, comenzaron a circular nuevas versiones no oficiales sobre el inicio y la propagación del COVID 19, como la posibilidad de que el virus hubiese sido creado en un laboratorio con fines bélicos, o que toda la crisis que vivíamos era un invento de los gobiernos para instaurar nuevas medidas de control y que la población las aceptara sin vacilar. Durante todo este episodio lleno de confusión, nada me impresionó tanto como la capacidad de la sociedad de sentir y difundir miedo. Por dos años vivimos en un clima de miedo paralizante (que para algunas personas continúa hasta la fecha). Nunca imaginé que llegaría un día en que las autoridades de todo el mundo se pusieran de acuerdo en algo, y esta vez lo hicieron para intentar que toda la población se quedara en sus casas mientras los epidemiólogos trabajaban a marchas forzadas. En estas circunstancias apareció mi interés por el miedo colectivo como tema de investigación artística, me preguntaba su función y qué estrategias usamos para poder vivir con él. Al mismo tiempo la enfermedad de mi padre empeoró, el Alzheimer avanzaba, y el resto de sus padecimientos competían por consumirlo antes. Fue así que cuidé a mi papá y viví una pandemia sin precedentes, mientras investigaba sobre el miedo. Nunca he sido bueno para separar mis intereses, siempre que hay dos o más cosas que me importan, éstas tienden a fundirse en una sola, y esta vez no fue la excepción. En un principio, mi investigación intentaba definir el miedo desde la observación de un colectivo del cual no me sentía parte, pero poco a poco mi abordaje se fue haciendo más personal, acotando el tema a algo más sutil e íntimo, un tipo de inquietud que se encuentra en el aura del miedo, que no es evidente: lo siniestro. Lo siniestro alude a una sensación de pérdida de familiaridad que aparece en el núcleo de lo conocido, o bien, una experiencia de familiaridad que asoma en el centro de lo desconocido. En ese momento lo familiar y lo no familiar tomaron importancia y ¿qué es más familiar que la familia? o ¿qué es más siniestro que enfrentarte a tu entorno mientras paulatinamente pierdes la memoria y dejas reconocerlo?

Tipo de documento: Trabajo de grado, maestría

Formato: Adobe PDF

Audiencia: Investigadores

Idioma: Español

Área de conocimiento: HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA CONDUCTA

Campo disciplinar: CIENCIAS DE LAS ARTES Y LAS LETRAS

Nivel de acceso: Acceso Abierto