Condiciones de implementación y eficacia de la Enseñanza Remota de Emergencia durante la contingencia sanitaria por COVID-19

MORGAN JACOBSOHN SOLÓRZANO

La Revista Latinoamericana de Estudios Educativos (RLEE) en un número especial publicado con motivo de la pandemia, en su introducción editorial escrita por Medina (2020) señala: “este virus [COVID-19] forzó a que aquellas cajas de cuatro paredes (salones) no pudieran funcionar para los propósitos para los que fueron creadas; forzó a detener la cotidianidad de los libros de texto y la educación presencial” (p. 9). Lo anterior sintetiza lo que ha representado la COVID-19 para la educación escolarizada en todo el mundo, abruptamente, de un día para otro, los servicios educativos frente al confinamiento social dispuesto por las autoridades para hacer frente a la contingencia sanitaria tuvieron que replantear su funcionamiento, es decir, la manera en que se enseña y se aprende, para garantizar la continuidad de la educación; sin muchas opciones, la alternativa escogida fue recurrir a las TIC buscando la migración de la enseñanza-aprendizaje al plano de la virtualidad. Así, en México, posteriormente de haberse decretado el 30 de marzo de 2020 la suspensión temporal de las clases con motivo de la contingencia (DOF, 2020), la Secretaria de Educación Pública (SEP) se encontró en la necesidad de intentar mitigar los efectos del cierre de las escuelas y desarrollar medidas que permitiesen garantizar la continuidad del aprendizaje de los estudiantes. Dentro de esto, el reto principal para las autoridades se encontró en atender el nivel de educación básica, por tratarse del de mayor importancia, dado que tiene una cobertura prácticamente universal (94%) (en educación media superior la cobertura apenas rebasa el 50% y superior no rebasa el 40%), pero eso sí, lejos de ser homogénea para todas las entidades, además en él se encuentra el 69.2 % de la matrícula estudiantil de modalidad escolarizada del país, concentrada además de manera sustancial en el sector público (88.6%) (SEP, 2020). Sumado a lo anterior, debido a sus propias condiciones y necesidades estructurales se trata del sector más frágil, donde mayor riesgo de rezago podía presentarse debido a la contingencia, y desde el cual las consecuencias sociales a largo plazo serían mayores en caso de no atenderse. Se requería entonces de medidas que fuesen capaces de traspasar la educación presencial a una modalidad en línea, contener o mitigar los potenciales riesgos y obstáculos, y simultáneamente propiciar cambios estructurales que permitieran la evolución del sistema educativo. Sin embargo, la consecución de tales metas no era sencilla, las autoridades debían realizar un buen diagnóstico que permitiera el desarrollo de supuestos, indicadores, objetivos y bases sólidas que sustentaran la ejecución de una política pública educativa con una visión de largo alcance que pudiese evaluarse de manera consistente con el fin de garantizar una mejora continua. Debían identificarse con claridad las capacidades y recursos de las instituciones educativas en términos de infraestructura y preparación docente, las condiciones sociales que remiten al contexto económico de los hogares y especialmente las condiciones de los estudiantes, entre algunos otros elementos, como consideraciones vitales para hacer frente al reto que suponía una migración de la educación a una modalidad virtual. Para que la enseñanza-aprendizaje bajo cualquier modalidad sea efectiva es necesario compaginar de manera adecuada los múltiples elementos implicados, y en el caso de la modalidad virtual, esto supone la construcción de un ensamble donde instituciones, docentes, estudiantes, familiares, herramientas y objetivos se alineen e interactúen de una manera funcional para el aprendizaje en línea, esto es, que sean capaces de recrear un contexto que resultase eficaz teniendo como objetivo el aprendizaje. La articulación de todos los elementos en juego es lo que aporta sostén al aprendizaje. Se deben reunir, por tanto, un mínimo de condiciones necesarias en el hogar, como contar con espacios e instrumental tecnológico adecuados para conectarse a las clases en línea, cierto grado de respaldo familiar, y que los estudiantes posean un mínimo de conocimientos y habilidades para utilizar adecuadamente la tecnología para el aprendizaje. Por otro lado, se requiere que las instituciones educativas y los docentes sean capaces de ofrecer variedad de opciones de interacción bajo una agenda bien estructurada pedagógicamente, de forma que las actividades de aprendizaje virtual resulten interesantes y sean capaces de motivar al estudiante, generando un gusto por el aprendizaje y una consecuente autodisciplina, impidiendo así que estos queden a la deriva. Por último, y no menos importante, se precisan mecanismos de evaluación que sean consistentes con la estructura.

Tipo de documento: Tesis de maestría

Formato: Adobe PDF

Audiencia: Investigadores

Idioma: Español

Área de conocimiento: HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA CONDUCTA

Campo disciplinar: PEDAGOGÍA

Nivel de acceso: Acceso Abierto